Al menos uno de cada cinco jóvenes dicen experimentar descontrol con la comida. Pero aquí debemos distinguir entre lo que sería salirse ocasionalmente de nuestras pautas de alimentación habituales (por ejemplo cuando vamos a una boda u otra celebración), y lo que implicaría un trastorno por atracón en el que se ve afectado nuestro día a día de forma negativa.

 

Según la Asociación Americana de Psiquiatría, un episodio de ingesta compulsiva se caracteriza:

  • por comer en un período determinado de tiempo una cantidad de comida que es claramente superior a la que comería una persona normal en un período similar en circunstancias parecidas, y
  • por tener una sensación de falta de control sobre la ingesta durante el episodio (como la sensación de no poder para de comer o de que no se puede controlar la cantidad de comida que se está ingiriendo).

 

Estos episodios de atracones, suelen asociarse a algunos de los siguientes hechos:

  • Comer mucho más rápidamente de lo normal. Muchas personas con trastorno de atracones, ingieren comida a una velocidad que sobrepasa en más del doble el ritmo de las personas que no sufren este problema. Engullen la comida casi mecánicamente, sin apenas masticarla.
  • Comer hasta sentirse desagradablemente lleno. El comienzo de un atracón suele conllevar una sensación placentera y agradable, que dura poco, ya que a medida que se va ingiriendo más y más comida va apareciendo un sentimiento de disgusto, incluso asco por lo que se está haciendo… pero aun así acontece una gran dificultad para parar de comer.
  • Comer grandes cantidades de alimentos cuando no se siente hambre físicamente. Algunas personas sienten un “ansia” de comer, y no pueden ceder ante este impulso. No empiezan a atracarse por hambre, sino por otras muchas razones como pueden ser emociones negativas (aburrimiento, estrés, tristeza, decepción, rabia, etc.)
  • Comer solo debido a la vergüenza que se siente por la cantidad que se ingiere. Generalmente las personas con trastorno de atracones intentan ocultar sus síntomas por el sentimiento de vergüenza que experimentan, por lo que lo intentan mantener en secreto.
  • Sentirse luego a disgusto con uno mismo, deprimido o muy avergonzado. Aunque a corto plazo pueden reducir el malestar que ha llevado a comer compulsivamente, producen una autoevaluación negativa y a largo plazo sentimientos desagradables.

 

El trastorno de atracones está asociado a un abanico de consecuencias funcionales (en ocasiones estas mismas consecuencias pueden ser la causa que lleva al trastorno de atracones), entre las que se encuentran:

  • necesidad de hacer dieta restrictiva
  • ingesta de supresores del apetito (pastillas para adelgazar)
  • preocupaciones en torno a la apariencia y el peso
  • conductas purgativas para controlar la figura o el peso (como el vómito autoinducido, y el uso de laxantes y diuréticos)
  • exceso de ejercicio físico
  • aumento del riesgo de ganar peso y de desarrollar obesidad
  • deterioro de la calidad de vida relacionada con la salud
  • disminución del estado de ánimo
  • problemas de adaptación en las relaciones sociales
  • insatisfacción con la vida en general

 

 

Fuente:

Fairburn, C. (2010). La superación de los atracones de comida. Paidós.

Asociación Americana de Psiquiatría, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5ª Ed. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría, 2014

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