La inhibición conductual en la infancia. ¿Es lo mismo que ser un niño tímido?

La timidez es una forma de ansiedad que surge en el contexto de ciertas situaciones sociales, principalmente en aquellas en la que el niño siente que existe una o más “figuras de autoridad” que lo evalúan constantemente, o cuando manifiesta cierta inconformidad con lo que sucede en su entorno. Conforme vaya ganando confianza en sí mismo, es posible que vaya superando esta timidez.

La inhibición conductual, es una variable temperamental que genera timidez, retraimiento, evitación social, inquetud o malestar social, además de miedo ante personas, objetos y/o situaciones desconocidas.  Un niño inhibido experimenta una gran ansiedad ante lo nuevo, incierto o cambiante, y por esa razón se retrae y evita el contacto con cualquier cosa que pueda generar esos estímulos. Algunos de los síntomas de esta inhibición patológica son:

  • tardan mucho en responder (a veces nunca llega a hacerlo o responden mediante monosílabos)
  • se muestran retraídos
  • dejan de jugar y de hablar
  • hablan menos, utilizan menos palabras y abarcan menos temas de conversación
  • tratan de permanecer cerca del cuidador
  • muestran hipersensibilidad y llanto fácil
  • presentan prudencia excesiva
  • muestran expresiones faciales de miedo

Aunque la presencia de inhibición conductual se observa muy tempranamente en la vida, no debe confundirse con la reacción normal de ansiedad al extraño en la que los niños de 7-8 meses muestran respuestas ansiosas ante personas desconocidas cuando ya distinguen la figura de vínculo, generalmente la madre, de los extraños.

Algunas investigaciones sugieren que ir al colegio es una actividad particularmente estresante para los niños inhibidos, lo que hace que se impliquen menos en actividades sociales y puedan experimentar dificultades de adaptación a largo plazo. Son evaluados por sus maestros con mayor número de problemas emocionales que sus compañeros, muestran habitualmente un comportamiento reservado y elevados índices de ansiedad durante el juego libre. Fuera del contexto escolar, las madres describen a sus hijos inhibidos como menos activos socialmente con sus iguales y más propensos a jugar solos en casa con un amigo, lo que aumenta el riesgo de presentar malas relaciones, rechazo y exclusión de sus iguales.

Aproximadamente el 15% de los niños son extremadamente inhibidos y responden con miedo y conductas de retirada ante lugares, personas y objetos desconocidos. Investigaciones al respecto han certificado la relación existente entre este tipo de inhibición conductual en la infancia con cuadros de ansiedad y depresión desarrollados durante la adolescencia y la adultez. La edad normal de inicio en la infancia de un trastorno de ansiedad se sitúa entre los 7 y los 12 años; sin embargo, la primera adquisición de los temores puede ser más temprana. En este sentido, los niños inhibidos de 4 años son significativamente más propensos a ser diagnosticados, a los 6 años con fobia social y trastorno de ansiedad generalizada, frente a los no inhibidos.

 

 

Fuente:

www.guiainfantil.com

Scielo: Ter Psicol vol.31 no.3 Santiago 2013

 

 

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