A través de los juegos los niños aprenden y se desarrollan, además de comunicarse con quienes les rodean. Jugar con ellos es tan importante como hablarle o cuidar su salud y alimentación. En los primeros años del niño hay determinadas acciones y juegos que pueden favorecer su aprendizaje, estimular su curiosidad y desarrollar sus habilidades psicomotoras. Una adecuada y correcta estimulación tiene un  beneficio claro, tanto desde el punto de vista físico, como intelectual, social y emocional. Es importante que se realice como si fuese un juego, durante unos minutos al día, evitando forzar al niño.

Algunas de las actividades y juegos para estimular el desarrollo de los bebés según los meses que tenga, son:

0-3 meses: Tumbado boca arriba podemos enseñarle algún juguete de vivos colores y moverlo de un lado a otro. Hablarle mirándole a la cara, cantarle, sonreírle, acariciarle la cara y la comisura de los labios, producir diferentes sonidos cerca de él. Introducir el dedo en la palma de su mano, moverle los brazos o el cuerpo de un lado hacia otro, estirarle las piernas sujetándole los tobillos. Tumbado boca abajo también podemos mostrarle objetos por delante de la cabeza y elevarlos cuando fije la mirada en ellos.

3-6 meses: Se pueden repetir todas las acciones realizadas en la etapa anterior. Además, darle besos con las manos, sacar y meter la lengua mientras le miramos y hacer ruido con los labios. Coger sus manos y juntárselas hasta que se las toque. Tirar con suavidad de sus antebrazos para llevarla a posición de sentado. Aplicar alguna pequeña presión en las plantas de sus pies para que haga esfuerzo por extender las piernas. Ponerle en la mano algún objeto y quitárselo cuando lo coja.

6-9 meses: Podemos enseñarle objetos con colores vivos o sonoros para que los siga con la vista, acercárselos y alejárselos, escondérselos… Enseñarle un espejo para que se mire mientras repetimos su nombre; taparle la cara con un pañuelo y esperar a que se lo quite llamándole por su nombre; hablarle gesticulando y repetirle sílabas; contar lo que vamos haciendo en cada momento con lenguaje claro; darle objetos en las dos manos y animarle a que los choque; enseñarle los pies poniéndole calcetines llamativos; estimular los giros del cuerpo tumbándonos a su lado y llamándole.

9-12 meses: En esta etapa es muy útil jugar al “cucu-tras”. Ofrecerle cuentos con ilustraciones de animales imitando sus sonidos; favorecer que toque diferentes texturas; juagar a cambiar expresiones de la cara, hacer ruidos con la lengua o los labios, dar besos, soplar; envolver juguetes en papeles sonoros y espera a que los desenvuelva; ofrecerle cubos de diferentes tamaños para que los saque y los meta; acercarle los pies a la boca; ayudarle a que se ponga de pie y a andar cogiéndolo de las axilas o de las manos.

12-15 meses: A esta edad debemos ayudarle a caminar y a subir escaleras cogiéndole de la mano. Enseñarle a meter objetos en recipientes, hacer torres con cubos, trazos en papeles, pasar páginas, sujetar la cuchara, beber en vaso, abrir y cerrar recipientes o encajar objetos. Podemos enseñarle las partes del cuerpo, y también a reconocerse en una fotografía o en el espejo. Debemos pedirle que colabore para desvestirse, comer solo o bien fomentar la masticación. Podemos pedirle que haga pequeños recados de traer y llevar cosas.

A los 18 meses: Podemos ayudarle a subir y bajar escaleras, y a dar patadas a un balón. Hacer construcciones e imitar trazos. Señalar dibujos conocidos en los libros (estímulo muy importante para el desarrollo del lenguaje), hablarse con frases claras y sencillas, esconder cosas por la casa y luego encontrarlas…

 

 

Referencia bibliográfica:

Guía práctica para padres. Desde el nacimiento hasta los 3 años. Asociación Española de Pediatría.

 

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