Se sabe que los tres síntomas principales del TDAH (Trastorno por déficit de atención con/sin hiperactividad) son los problemas atencionales, la hiperactividad y la impulsividad. La expresión de los síntomas que manifiestan los adultos con TDAH va cambiando según se crece, y pasa a la adultez. Habitualmente se muestran menos hiperactivos, y en ocasiones menos impulsivos, aunque persiste la falta de atención. Algunas de las manifestaciones clínicas en adultos son:

 

  • Desatención: Presentan dificultades “cognitivas” como mostrarse desatentos (les cuesta mucho mantener la atención en reuniones, cuando leen, al realizar papeleo…), distraerse o aburrirse fácilmente, y problemas para organizarse y gestionarse de forma adecuada. Por ello, tienden a cambiar de actividad con bastante frecuencia, empiezan varias tareas y no terminan todo lo que empiezan, son menos eficientes por una mala gestión del tiempo, tienden a retrasar o postergar las cosas que han de hacer, y con frecuencia pierden y olvidan cosas.
  • Hiperactividad: Aunque tiende a disminuir con la edad, los adultos también pueden presentar cierta hiperactividad, moviéndose nerviosamente, hablando excesivamente, y teniendo problemas para dormir. Pueden tener dificultades también para permanecer sentados durante una película o una reunión de trabajo sin mostrarse inquieto. En adultos la hiperactividad suele manifestarse más como una inquietud interna.
  • Impulsividad: Los adultos que presentan impulsividad frecuentemente presentan baja tolerancia a la frustración, brotes de ira e impacientica o irritabilidad. Pueden mostrarse impulsivos a la hora de empezar o finalizar relaciones, tomar decisiones, conducir, comer, tomar sustancias adictivas, etc. También les suele costar inhibir ciertas conductas; es decir, actuar de forma impulsiva, cuando hay que dejar de hacer una actividad para hacer otra (p.ej. dejar el móvil cuando su pareja le llama para cenar), resistir a la distracción o a la interrupción de la realización de actividades por acontecimientos conflictivos (p.ej. continuar trabajando aunque oiga a los compañeros hablando en el pasillo), e inhibir una respuesta o demorarla (p.ej. callar un comentario inoportuno).

 

Las funciones ejecutivas son las habilidades que se desarrollan desde la infancia y se utilizan para poder regular y controlar los comportamientos. Las personas con TDAH tienen deterioro en estas funciones, así que les cuesta internalizar los comportamientos, aprender de las experiencias y anticipar lo que ocurre cuando nuestro entorno cambia. El uso de las funciones ejecutivas es muy importante cuando hacemos algo con expectativa de un resultado (recompensa) en el futuro, cuando tenemos que centrarnos en algún tipo de trabajo evitando prestar atención a cosas más interesantes y estimulantes, y cuando debemos usar una secuencia completa de comportamientos y acciones para alcanzar nuestro objetivo. Concretamente, las áreas de dificultad en las funciones ejecutivas de los adultos con TDAH son la memoria de trabajo, la internalización del habla, la autorregulación del afecto y la reconstitución. Por tanto, algunas de las dificultades que suelen presentar las personas con TDAH son las siguientes:

  • Suelen llegar tarde ya que les cuesta aprender y recordar secuencias de comportamientos y determinar cuánto tardan en realizarlas.
  • En consecuencia, no aprenden de la experiencia (p.ej. llegar tarde al trabajo porqué paró a comprar el pan, puede hacerlo durante varios días seguidos sin haber aprendido).
  • No tienen sentido del tiempo.
  • Tienen dificultades cuando tienen que esperar.
  • Les cuesta hacer planes para el futuro, qué debe de hacer y cuánto tardará, ya que o recuerda sus experiencias con los ensayos previos.
  • El fallo en la internalización del habla hace que los adultos con TDAH tengan un “autodiálogo” menos desarrollado, por lo que puede hacer que tomen decisiones deforma impulsiva, aun cuando hayan experimentado las consecuencias negativas de esas decisiones en el pasado.
  • Tienen dificultades para regular y controlar sus emociones. Pueden reaccionar de forma inadecuada y en un momento inadecuado, como explotar ante malas noticias en una reunión de trabajo, o mostrarse eufórico delante de sus compañeros de trabajo porque le han subido el sueldo y a los demás no.
  • Dependen del entorno para motivarse para realizar tareas, especialmente si son repetitivas, aburridas o la recompensa aparece a largo plazo, ya que tienen disminuida su motivación interna.
  • Las dificultades para analizar los comportamientos y las consecuencias de estos comportamientos impide descubrir nuevas estrategias y resolver problemas a medida que se avanza por la vida.

 

Las personas con TDAH pueden presentar también ansiedad o depresión, una baja autoestima e incluso abuso de sustancias tóxicas. La intervención psicoterapéutica se centra en la planificación y organización, así como la elaboración una rutina con recompensas externas. Se ayuda también a afrontar las consecuencias negativas de los comportamientos impulsivos, la ausencia de motivación, la baja autoestima y los problemas derivados de las relaciones interpersonales.

 

 

Referencia bibliográfica:

Vera Joffe, PH.D; Monica Lachan M.A. Un día en la vida de un adulto con TDAH. Barcelona: J&C Ediciones Médicas, S.L. 2009.

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