Las mujeres cuando estamos embarazadas somos psicológicamente más vulnerables, ya que el aumento de algunas hormonas provoca que tengamos un estado de ánimo más fluctuante, mayor irritabilidad, hipersensibilidad, mayor inseguridad, ansiedad por conocer al bebé, miedo al parto, inseguridad ante la crianza, síndrome del nido… y a esto debemos sumarle el impacto psicológico que está teniendo el estado de alarma en la población general.

Es importante que cuidemos nuestra salud mental, que estemos tranquilas y con un estado de ánimo adecuado, ya que el cortisol, que es la hormona que desarrollamos cuando estamos estresadas, sí les llega a los bebés a través de la placenta, y ahora necesitamos estar psicológicamente fuertes, tranquilas, seguras y confiadas, para protegernos a nosotras mismas y a nuestros bebés, y para prevenir posibles patologías cuando volvamos a casa, como pueden ser síntomas de estrés postraumático, ansiedad o depresión posparto.

Veamos pues algunas claves para cuidar nuestra salud mental esperando el gran momento de tener a nuestro bebé en brazos.

  • Generar una rutina. Mantener una rutina es muy sano para nuestros cerebros. Vamos a intentar tener unos horarios para levantarnos y acostarnos, para las comidas, y para la realización de algunas tareas domésticas.
  • Cuidar mi imagen, aunque no salga de casa. A nivel emocional también es muy saludable vestirnos y arreglarnos, ponernos crema hidratante o antiestrías… ya que el vernos y sentirnos bien aumenta nuestro estado de ánimo.
  • Realizar un calendario de actividades. Es posibles que algunas estemos teletrabajando, sea el caso o no, sería recomendable que encontráramos tiempo a lo largo de cada día para la realización de las siguientes actividades:
  1. Ejercicio físico. El ejercicio físico tiene muchos beneficios físicos y psicológicos, ayuda a liberar una serie de sustancias en nuestro cerebro, aumentando nuestra percepción de bienestar, ayuda a liberar toxinas, y es una vía para liberar tensión y malestar. Podemos realizar clases online de yoga, de pilates, de estiramientos… y también las clases online de preparación al parto!
  2. Actividades placenteras. Para nuestra salud emocional es importante realizar actividades que nos gusten y nos hagan sentir bien. Algunas podrían ser: dibujar, cocinar, leer, ver series y películas, tocar un instrumento, hacer manualidades…
  3. Tareas domésticas. Es necesario que mantengamos la casa limpia y ordenada, y nos va a ayudar a mantenernos activas, pero ojo con exigirnos demasiado, y cuidado los sobreesfuerzos y las malas posturas.
  4. Preparación del “nido”. Sin llegar a obsesionarnos, estaría bien que fuéramos encontrando algún ratito para preparar la canastilla, doblar y guardar ropita, preparar su habitación, y preparar un álbum de fotos de embarazo, un diario donde vayamos escribiendo anécdotas y situaciones que estamos viviendo durante esta etapa, ya que nos puede ayudar a regular nuestras emociones narrándolas y relativizándolas.
  5. Momentos para conectar conmigo misma y con mi bebé. Nos va a ayudar poder “desconectar” de todo lo que está ocurriendo, y encontrar momentos íntimos de conexión con nosotras mismas, relajándonos, escuchando música, practicando meditación, mindfulness o ejercicios de respiración… así como momentos de intimidad entre mi bebé y yo, en los que le hablo, le canto, le escucho, le siento, le pongo música…
  6. Momentos para conectar con el mundo. Aunque no podamos salir de casa, es fundamental no aislarnos, que sigamos teniendo una red social de apoyo, ya que me ayudará a prevenir una posible depresión posparto.
  • Hacer un buen uso de la información. Es importante que nos guiemos sólo por fuentes oficiales, y que evitemos la sobreinformación, el estar continuamente buscando información sobre el coronavirus, así como al alarmismo y los bulos no nos van a venir nada bien… Recordemos que ahora somos más vulnerables a experimentar emociones negativas (inquietud, nerviosismo, desesperanza, incertidumbre…) y no nos conviene.
  • Vigilar mi discurso interno. En la situación que nos encontramos es fácil que experimentemos emociones negativas, pero podemos hacer algo más para reducir estos niveles de malestar emocional:
  1. Centrarme en lo que depende de mí, en las cosas que están en mi control y no por las que me gustaría que fueran de otra forma, pero no puedo hacer nada al respecto. En este caso, desearíamos que la situación que estamos viviendo no fuera esta, pero eso no depende de mí, y lo único que puedo hacer es aceptarlo. ¿Qué es lo que sí puedo hacer? Modificar la forma que yo tengo de reaccionar a eso que está ocurriendo. Aprender a poner distancia emocional y a que esta situación me afecte lo menos posible.
  2. Permitirme experimentar emociones negativas. Es importante que validemos y aceptemos cada emoción que sintamos (incluidas las negativas): es normal que tenga miedo al parto, que sienta rabia o impotencia por la situación que me toca vivir, que me genere tristeza el pensar que mi familia no va a poder estar durante los primeros días o semanas….
  3. Estar atenta a los pensamientos que tengo. Debemos fijarnos en cómo nos hablamos a nosotras mismas, qué lenguaje empleamos, si en nuestros pensamientos aparecen las palabras “todos/nadie, nunca/siempre, seguro que, y si pasa esto…, debería saber…” Esto es importante, porque lo que hace que experimentemos una emoción u otra, no es la situación en sí, sino cómo yo interpreto esta situación. Esto es el conocido A-B-C de la psicología, A sería la situación, B el pensamiento, y C la emoción, por lo que ante la misma situación, dependiendo del pensamiento que tengamos, nos sentiremos de una forma u otra.
  4. Regular las expectativas. Debemos mantener una actitud positiva, pero contemplando mentalmente diversas posibilidades, ya que ayudará a prevenir posibles síntomas de estrés postraumático si tenemos una mente más abierta.
  5. Creer en mí. Las mujeres durante todas las generaciones han dado a luz y muchas veces en condiciones más adversas. Por eso es más importante que nunca, que recordemos de todo lo que somos capaces, y creamos en nuestras fortalezas y en que biológicamente, estamos más que preparadas para parir, así como los bebés están programados para saber nacer. Estos momentos son ideales para demostrarnos que somos más fuertes de lo que pensamos, y de que en situaciones complicadas podemos salir incluso empoderadas.

Es importante que vigilemos nuestra salud mental en esta etapa tan especial, ya que sí puede afectar al bebé y a nosotras mismas, y es conveniente que solicitemos ayuda si estamos experimentando un malestar intenso, nos cuesta manejar los pensamientos que nos vienen a la cabeza, o tenemos mucho miedo al momento del parto o del posparto.

Muchísima fuerza y muchísimo ánimo, esperamos que la situación que estamos viviendo no logre estropear lo que verdaderamente importa, y las cosas que nos hacen felices en esta vida.

 

Publicaciones Relacionadas