¿Quién no tiene alguna manía? Tender la ropa de una manera determinada, mirar siempre si se ha cerrado bien la puerta, tener algunas cosas ordenadas de cierta forma, comprobar si se ha cerrado el gas, ponerse en un determinado sitio del sofá o la mesa, etc. En definitiva, acciones que se realizan por costumbre, o para buscar más seguridad o porque simplemente hay preferencias a la hora de llevar a cabo tareas. De algunas se es plenamente consciente pero otras son tan automáticas que cuesta darse cuenta. Algunas veces, si se da la circunstancia, se tienen que prescindir de ellas y eso produce cierto malestar, aunque al poco rato se consigue dejarlo atrás y seguir sin problema con lo que se está haciendo.

La mayoría de la población ha tenido o tiene rituales o manías, tanto en la infancia como en la edad adulta. Hay gente con más manías que otras, aunque no hay una cantidad estipulada para decir si es normal o anormal. Por otra parte, hay conductas más frecuentes que otras, pero también varían dependiendo de la etapa evolutiva o el entorno de la persona. Las manías están presentes en todas las culturas, únicamente cambian los contenidos y las formas.

En referencia a la etapa evolutiva, en la infancia aparecen manías que en muchas ocasiones, a parte de las nombradas anteriormente, pueden tener como función el juego o se realizan por razonamientos irracionales que para los niños pueden tener sentido. Hay niños que han de tener sus juguetes ordenados de cierta manera, que tratan de no pisar las rayas del suelo o pasos de cebra por mero juego, que no se quieren sentar en algunas sillas de su casa, que no quieren tocar algunos objetos por la razón que sea, etc.

En resumen, hacer este tipo de conductas es normal en el género humano.

Sin embargo hay que separar lo que es normal de lo que es problemático. Si esas “manías” interfieren en la vida de la persona (jugar, divertirse, estudiar, salir con amigos, trabajar, ocuparse de los hijos,…) o producen cierto grado de malestar o sufrimiento en esta si no se realizan, entonces estamos hablando de un problema.

En diversas ocasiones, las manías que son normales se les atiende como si fueran un problema o algo fuera de lo común, cuando en realidad no lo son. Actualmente, mucha gente tiende a pensar que esas manías, propias o ajenas, forman parte de un TOC, que son obsesiones, cuando en realidad no tiene absolutamente nada que ver. El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es un trastorno psicológico complejo que produce un gran malestar en la persona que lo padece y en el cual las mal llamadas “manías” (llamadas en realidad compulsiones) son “la punta del iceberg”, es decir lo que la gente ve, pero no ve todo lo que subyace.

Por otra parte, aunque en menor medida, nos encontramos con el efecto contrario, es decir personas que tienden a normalizar las compulsiones, propias o ajenas, como manías a las que no se les presta atención y que pueden traer complicaciones en el futuro o un malestar prolongado.

A modo de resumen, a continuación se expone una tabla donde se indica cuándo es una conducta normal y cuándo es problemática, para identificar si son normales y no merecen atención o por el contrario son un problema que sería conveniente resolver antes de que sea más difícil. Este tipo de conductas (compulsiones o rituales) pueden formar parte de un problema mayor, por ello es recomendable saber identificarlas y buscar ayuda para que no vaya a más. Mediante la terapia psicológica es posible tratar este tipo de problemas con el fin de que a la persona no le interfiera, disminuya su malestar, y pueda aumentar su bienestar y calidad de vida.

 

“MANÍAS” NORMAL VS PROBLEMA

 

NORMAL PROBLEMA
Se hace de forma placentera, como un juego, a gusto Se realiza con preocupación. Se hace “por obligación”
Si se interrumpe no pasa nada Si se interrumpe puede provocar ansiedad, ira, o malestar en general
No interfiere en la vida de la persona Interfiere en la vida de la persona

 

 

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