El trastorno de estrés postraumático o TEPT es una afección de salud mental que se produce cuando una persona experimenta o ha sido testigo de alguna situación traumática. Puede desencadenarse porque en dicha situación estuviera en riesgo nuestra vida pero también por causas como la muerte repentina e inesperada de algún ser querido.

Ante situaciones y circunstancias traumáticas es normal experimentar emociones como la angustia o el miedo. Como ya vimos en un post anterior todas nuestras emociones son buenas porque nos están indicando alguna cosa. Concretamente el miedo es quien hace desencadenar cambios en nuestro cuerpo como el aumento de la presión arterial, de la frecuencia cardíaca y la respiración con el fin de provocar una respuesta de “lucha o huida”. Es la manera que tiene de hacer que nos protejamos de posibles amenazas y generalmente tras un breve período de tiempo la mayoría de personas se recuperan bien.

¿Pero qué ocurre si mis sensaciones persisten en el tiempo? ¿O si son mucho más intensas de lo esperado en la situación en la que me encuentro? Entonces es posible que hayas desarrollado un trastorno de estrés postraumático ya que en algunas ocasiones los síntomas aparecen pasado un tiempo.

No existe un determinante clave para padecer TEPT. Cada persona es única por lo que dependiendo del tipo de evento, de la genética, de las estrategias de afrontamiento utilizadas, etc, podremos desarrollar el trastorno o no. Otro factor a tener en cuenta es que no es exclusivo de un rango de edad determinado, pueden presentarlo desde niños y adolescentes hasta personas mayores. No obstante, sí existen determinados factores considerados de riesgo como:

  • El género: las mujeres tienen mayores probabilidades de desarrollarlo
  • Haber experimentado traumas durante la infancia
  • Sentir miedo extremo
  • Que el evento traumático haya sido prolongado
  • Tener falta o ningún apoyo social después del evento
  • Sufrir elevado estrés adicional, como la pérdida de un ser querido o de algo importante para nosotros o tener alguna lesión
  • Presentar antecedentes familiares de problemas mentales o abuso de sustancias

 

¿Cómo sé si puedo tener un trastorno de estrés postraumático? Las manifestaciones varían según cada persona pero podemos estar atentos a algunas señales. Existen cuatro grandes grupos de síntomas, que son:

  • Reviviscencias o experimentación de los mismos síntomas que tuvieron lugar durante la situación traumática: esto puede ocurrir porque algún desencadenante nos haya hecho revivir la situación y con ello todo lo que comporta. Pueden manifestarse mediante:
    • Flashbacks: imágenes que hacen revivir completamente la situación
    • Pesadillas
    • Pensamientos intrusivos que ocasionan mucho miedo
  • Conductas de evitación: son todas aquellas conductas que llevamos a cabo con el fin de evitar algunas situaciones o personas por miedo a que se desencadenen recuerdos del evento traumático. Algunos ejemplos puede ser:
    • Si he tenido un accidente de automóvil, evitar volver a conducir.
    • Si he estado contagiado y en el hospital por una enfermedad, que después evite el contacto al máximo posible con las personas por no contagiarme de nuevo.
    • Evitar pensamientos o sentimientos relacionados con el evento traumático, por ejemplo manteniéndome muy ocupado.
  • Estar hipervigilante y más reactivo/a: esto puede causar un elevado estado de nervios ya que nos hace estar en constante atención por si surge el peligro. Puede manifestarse por:
    • Sentirse sobresaltado ante cualquier estímulo por pequeño que sea, por ejemplo el pitido de un coche.
    • Sentirse constantemente tenso o a punto de estallar.
    • Tener problemas para dormir, sea por conciliar el sueño o porque este no es de calidad.
    • Tener arrebatos de rabia o ira.
  • Síntomas cognitivos o emocionales: se producen cambios en nuestros pensamientos y sentimientos, estos se vuelven más negativos. Incluyen:
    • Lapsus de memoria sobre momentos o cosas importantes del evento traumático.
    • Pensamientos negativos hacia uno/a mismo/a y hacia los demás
    • Sentimientos de culpa
    • Pérdida de interés por cosas con las que antes disfrutaba

 

Antiguamente este trastorno se asociaba a situaciones de guerra, malos tratos o violaciones pero lo cierto es que hay muchas circunstancias que pueden causar un gran impacto psicológico en nuestro cerebro. El momento que estamos viviendo actualmente puede ser uno de ellos ya que hay un gran número de personas para las que estas circunstancias vitales pueden suponer un factor para desarrollar un posible TEPT. Los profesionales que se exponen cada día al estrés de trabajar en estas condiciones, al miedo a contagiarse o a contagiar a sus familiares o a la pérdida de vidas humanas, las personas que han sido contagiadas y hospitalizadas gravemente enfermas o los familiares de personas que han fallecido por el contagio. Todos ellos se encuentran expuestos a situaciones muy difíciles y cada persona lo vive y lo afronta de una manera diferente.

Por lo tanto, es importante que estemos atentos a las señales  de nuestro cuerpo como los síntomas anteriormente mencionados u otros que se detecten. Si somos conscientes de su presencia la mejor solución es recurrir a ayuda profesional.

 

 

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