Tener estas habilidades favorece el afrontamiento ante situaciones sociales complicadas o novedosas, ayudando a facilitar la comunicación de las emociones, la resolución de problemas y la relación con los demás. Sin embargo, si hay un déficit en ciertas destrezas, puede llevar a una actitud pasiva en las relaciones sociales, cediendo a peticiones y exigencias, o también a una actitud agresiva, imponiendo ideas y decisiones.

Normalmente, las personas que tienen dificultades o no poseen habilidades sociales suelen verse a sí mismas, y por el resto, como “vergonzosas”, “torpes”, o “tímidas”, lo que genera una etiqueta que pone una barrera más en la interacción social. Es decir: Si yo pienso que soy tímido y vergonzoso, suelo estar predispuesto a no verme hábil en una interacción social y por lo tanto tratar de evitar la mayoría de las veces o preocuparse más por no estar “quedando mal”.

Por otra parte, no solo importa tener habilidades sociales, sino que también hay que saber cuándo y dónde ponerlas en práctica.

En este webinar que tendrá lugar el próximo miércoles 24 de marzo, aprenderemos múltiples estrategias para mejorar nuestras habilidades de relación social y comportarnos de forma más asertiva.

 

 

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