Las personas cercanas al paciente con trastorno límite de personalidad suelen sentirse de alguna manera culpables. Cargan con infinitas dudas, se responsabilizan de las recaídas, de las autolesiones, de no haber intuido esto o aquello, de no haber elegido bien las palabras en determinado momento… No obstante, no debemos culpabilizarnos de la enfermedad de nuestro familiar:

  • No hemos causado el trastorno
  • No podemos curarlo.
  • Nosotros no podemos controlarlo.

 

Aprende a comunicarte con tu familiar

Las personas con un trastorno límite de personalidad pueden decir cosas crueles e irracionales. Temen ser abandonados y dejados de lado, de ahí que estallen en ataques de rabia y en el abuso verbal.

  • Cuando se muestren verbalmente agresivos les indicaremos que “ahora no es buen momento para hablar, que para nosotros ellos son importantes y que para poder ayudarles es mejor comunicarse cuando estén relajados”.
  • Cuando estén en calma, nos fijaremos más en sus emociones que en sus palabras para validarlos, para conciliar afectos y prestar ayuda.
  • No importa que lo que digan no tenga sentido o resulte irracional. Debemos conseguir que se sientan escuchados y apoyados.
  • Si en algún momento vuelven a caer en el ataque o la agresión, lo mejor es alejarse antes de caer en una discusión con ellos e intensificar aún más la sintomatología.

 

Establecer límites saludables con la persona con trastorno límite de la personalidad

Una de las formas más eficaces de ayudar a un ser querido con un trastorno límite de personalidad es conseguir que logre un control sobre su comportamiento. Para ello, le haremos cumplir unos límites donde poder regularse y donde, sobre todo, entienda que debe continuar con su tratamiento.

  • Todos los miembros de la familia deben estar de acuerdo en esos límites y esas normas.
  • Estableceremos qué es y qué no es permisible.

 

Qué NO podemos hacer con la persona con trastorno límite de la personalidad

  • Amenazarlo o darle ultimátum.
  • Tolerar el comportamiento abusivo.
  • Permitir que deje el tratamiento.

 

Para ayudar a alguien con trastorno límite de la personalidad, primero cuídate. Para ello:

  • No tenemos que aislarnos.
  • No descuidaremos nuestra salud.
  • Podemos acudir a grupos de apoyo con otros familiares en la misma situación.
  • Aprenderemos técnicas para gestionar el estrés.

 

 

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